miércoles, 16 de noviembre de 2011

POR CINDY OSORIO Y YESENIA RUIZ

Reportaje



Adolescentes solucionan su vida en las redes sociales


Lorena Sánchez Duque tiene 21 años, estudia diseño grafico en la Colegiatura Colombiana, es apasionada por las TIC (tecnología de la información y comunicación) y la web 2.0, está en Facebook, Twitter y my Space. Desde que tiene uso de razón y desde que existen, estas manejan su vida como ella misma dice “su vida ha sido resulta” le gusta permanecer desarrollando actividades en contorno de un conjunto de personas, ella no solo las utiliza para chatear, conocer amigos, sino también para crear grupos sobre su propia carrera para que se enteren de lo que ella hace y puedan recibir una serie de conceptos y consejos con mejor progreso sobre algún tema en especifico.


Las redes sociales se han convertido en un componente de estudio para muchos adolescentes y profesores. Hoy en día, son utilizadas como herramienta educativa, aunque muchas veces influyen en la vida social de muchos de ellos.


Estas redes llegaron para quedarse, se debe acostumbrar a su presencia, ya que permiten diversos tipos de usos: como crear diferentes tipos de marcas, publicidades, grupos, anuncios entre otros.


Cada vez es más claro que estas redes se crearon para conocer amigos, crear organizaciones, intercambiar opiniones; claro está que hay que darle un uso adecuado en el concepto de responsabilidad, jóvenes que tengan sentido común y que no se dejen influenciar por personas inescrupulosas.


Se han vuelto bastante importante para las organizaciones les permite una mejor forma de comunicación y a la vez ayuda a crear una mejor publicidad y buen marketing en ella.


Las redes sociales día tras día cuentan con más seguidores y esta se va fortaleciendo, pero es necesario que se sepan utilizar para obtener mejores resultados y beneficios cuando se van a manejar.


Existen jóvenes que están apegados a la red porque ésta cuenta con muchas ayudas, el principal es que permite elaborar organizaciones más productivas y para plantear estrategias comunicativas en la educación, aunque muchos jóvenes solo las utilicen para chatear, conocer amigos.


Es muy significativo establecer los criterios que se deben tener cuando se va utilizar una red social, muchas influyen en el comportamiento de los jóvenes en algunos aumenta el exceso de las redes sociales de forma negativa o en otros de forma positiva dependiendo del individuo.


Desde la teoría psicosocial el individuo que se pasa tanto tiempo frente a un computador es porque es una persona sola y no encuentra con que más distraerse y su autoestima es poca, muchas veces encontramos personas que solo están frente al PC para chatear con amigos por qué no se quieren enfrentar al mundo de la realidad.


Es conveniente mencionar que se debe tener una interacción amplia cuando se va a socializar frente a un negocio viable por medio de la red, pues esta dinamiza la economía de muchas personas, las redes sociales ayudan a conocer personas, interactuar con personas que están muy lejos, o ampliar nuestro mercado o marketing, pero se debe de tener en cuenta los usos que se le deben dar a las redes sociales mejorando el aspecto que muchas personas tienen de esta sin dejar en que estas influyan en el comportamiento de cada uno .


Un mundo de Ciberadicción


La adicción a Internet o ciberadicción se define como “la pérdida del control frente al uso racional de Internet”. Para esto se deben evaluar una serie de parámetros como el nivel de interferencia y de distorsión en la vida personal, familiar y profesional del individuo. Por ejemplo, si una persona se pasa horas y horas conectada, desatendiendo obligaciones familiares, personales y profesionales de forma reiterada, podíamos estar entrando en una situación de adicción.


Santiago Velez Penagos Sicologo de EPM experto en el tema dice que existen dos modelos básicos de la adicción a Internet:


1-El primer tipo se refiere a sujetos muy aficionados e interesados por sus ordenadores que utilizan la Red para recoger información, jugar en solitario, obtener nuevos programas, etc. pero “sin establecer ningún tipo de contacto interpersonal” (más que el necesario para lograr sus propósitos).


2-El segundo tipo lo constituirían aquellos sujetos que frecuentan los Chats, juegos en línea, y listas de correo. Todos ellos tienen en común la “búsqueda de estimulación social”. Las necesidades de filiación, ser reconocido, poderoso o amado subyacen a este tipo de utilización de la Red.


Cuando el uso de Internet interfiera de un modo significativo las actividades habituales es cuando podrá ser considerado patológico. Sin embargo la interferencia sobre los hábitos de vida no es un criterio estable ya que varía ampliamente de unos sujetos a otros, variando en función de las disponibilidades de tiempo, dinero y de numerosas circunstancias tanto personales como familiares.


Desde un punto de vista general, los efectos negativos de la adicción se expresan en los ámbitos familiar, académico y profesional. El adicto se aísla del entorno y no presta atención a otros aspectos de las obligaciones sociales.


Internet esta produciendo grandes cambios, algunos negativos, pero también es necesario señalar que para la mayoría de las personas Internet es una herramienta que trae grandes beneficios. La pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo es posible que una tecnología que para la mayoría es beneficiosa se convierta en adictiva para algunos?






Casos






Hay muy pocos casos extremos en el mundo. Son excepcionales, pero eso no quiere decir que no existan. Hace unos meses salió a la luz el caso de un adolescente de 17 años que sufría ciberadicción y que confesaba que sin internet no sabía vivir. Empezó con un juego on-line en el que varios internautas participan al mismo tiempo pero se aficionó también a las redes sociales, compras por Internet, etcétera.






Al principio le bastaba con una partida de una hora pero cada día le apetecía quedarse un rato más. A raíz de este juego, hizo algunos amigos internautas con los que se comunicaba por las redes sociales y por Mensajería instantánea. No hacía los deberes para poder dedicarle más tiempo a las partidas y a actualizar los perfiles de las seis redes sociales de las que era usuario. Sus notas comenzaron a bajar. Cuando sus amigos lo llamaban por teléfono, intentaba colgar enseguida porque había dejado una partida abierta o alguien le hablaba desde una ventana de Messenger.






Estaba en un equipo de fútbol juvenil y uno de sus compañeros lo recogía los jueves a media tarde en su casa para ir a los entrenamientos. Cuando éste llegaba, le decía desde el telefonillo que le dolía la rodilla para evitar ir, así tenía más tiempo para conectarse a Internet. Las primeras veces no pasó nada pero finalmente tuvieron que echarlo del equipo porque casi nunca asistía al campo. Sus compañeros también estaban sorprendidos ya que era muy buen jugador.






Llegó un momento en que la tarde no tenía horas suficientes para conectarse, o eso le parecía a él, y empezó a acostarse muy tarde para poder estar más rato charlando con esos nuevos amigos que sólo conocía vía on-line: charlaban, intercambiaban fotos, comentaban en sus redes sociales, compartían partidas on-line, etcétera. Si sus padres le pillaban despierto, les mentía diciendo que no podía dormir y se había conectado para ver si le entraba sueño.






Empezó a tener problemas en clase porque se quedaba dormido y cuando estaba despierto, sentía ansiedad, respondía a sus profesores y profesoras con agresividad, no hablaba con sus compañeros y compañeras y se conectaba a Internet desde su móvil a escondidas o en el recreo. Sólo pensaba en volver a casa para iniciar una sesión de Internet, que es lo único que lo calmaba y le hacía sentir bien.






En un primer momento, sus amigos se enfadaron con él porque apenas les cogía el teléfono ni respondía a sus SMS. Pero cuando dejó de quedar con ellos los fines de semana porque “le dolía la cabeza” para, en realidad, seguir conectado, empezaron a preocuparse. Ellos también tenían redes sociales pero sólo se conectaban un rato al día. Se dieron cuenta de que su amigo estaba continuamente conectado.






Los profesores y profesoras habían notado su cansancio en clase, la bajada de sus notas y el cambio a una actitud irritable. Así que decidieron ponerse en contacto con sus padres para saber si tenía problemas en casa. Éstos también habían notado un comportamiento extraño. Cada vez que lo llamaban para el almuerzo o la cena, se molestaba muchísimo y comía muy rápido para volver enseguida a su cuarto.






Los padres les hablaron de las noches que lo habían encontrado conectado y recordaron una anécdota. Una tarde falló la conexión y hasta la noche no pudo recuperarse. Comenzó a gritarle a todo el mundo y buscó un cibercafé por su barrio. Hasta que Internet no volvió, no regresó a su casa. No dejó de mostrarse furioso hasta que pudo conectar Internet en su ordenador.






A raíz de hablar entre ellos, decidieron observarle más a conciencia para confirmar si aquel cambio se debía a un uso descontrolado de Internet: carácter violento, aislamiento respecto a sus amigos y amigas, además de sus compañeros y compañeras de clase, noches sin dormir, etcétera. Una vez que comprobaron que era así, que la agresividad se iba cuando se conectaba a Internet, que las únicas personas con las que se relacionaba eran las que había conocido en la Red o que no se acostaba al menos hasta las 6 de la mañana porque se quedaba conectado, se pusieron en contacto con un grupo de psicólogos especialistas en ciberadicción.






En el momento que reconoció su problema, se sintió en cierto modo aliviado y él mismo pidió ayuda. Mediante una terapia de restricción, el apoyo de su familia, amistades y compañeros y compañeras de clase, así como el de sus profesores y profesoras, consiguió recuperarse completamente.

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