Crónica
Al realizar la investigación nos dio a entender, como en una comunidad indígena merece consolidar su manera de vivir, el cual a lo largo del tiempo el joven de 22 años de edad Luis Carlos Rojas Valencia Nutricionista y Dietista de la universidad de Antioquia perteneciente al cabildo indígena chibcariwak expresa algunas de las formas de vivir para ellos los indígenas, él con su experiencia dice: “la mayoría de los nativos que se desplazan a la ciudad de Medellín son por motivo de desplazamiento de la violencia por parte de los paramilitares”
El nutricionista, comenta que el cabildo chibcariwak se fundo desde hace 35 años para formar y organizar a los nativos ya que no tenían donde llegar, es decir, donde hospedarse y tener mejores condiciones de vida al migrar a Medellín. Se fundo este cabildo con el objetivo de brindarles mejores oportunidades a la tercera edad y a la juventud, en donde en la ciudad son 35 comunidades indígenas que habitan, el cual son de distintas culturas en la que se acoge a toda comunidad ya sea extranjeros o nacional.
Esta fundación mira en que se les puede colaborar aún cuando se encuentran en situaciones críticas como falta de educación, salud, vivienda, alimento entre otros. Por todo esto, el cabildo empieza a gestionar analizando las diferentes dificultades, un caso importante es la educación. Ellos ósea el cabildo chibcariwak asisten a todas las escuelas, colegios, universidades para brindarles formación, también manejan un programa de estudiantes universitarios en la universidad de Antioquia, ya que la misma universidad guarda cuatro cupos en cada carrera, pero se dividen en: dos cupos para afro y dos para indígenas, con una cifra de 60 personas nativas se presentan pero solo dos quedan, cabe mencionar, que el estrato 1 y 2 pagan solo 1000 pesos por semestre
Un dato importante es que el cabildo indígena chibcariwak está bajo las leyes de los mismos indígenas que son, la legislación y cosmovisión indígena de la cual solo los pueden juzgar esas leyes. Luis Carlos explica “si yo cometí una falta debo ser castigado por la comunidad del mismo cabildo, me debe castigar y es un castigo muy severo. Para que quede más claro doy un ejemplo, cometí una falta de hacerle infiel a mi mujer por ende las personas del cabildo me da unos 50 o 100 latigazos” estas leyes se hicieron con el fin de conservar la tradición de la población indígena.
Es así, como en los nativos también se ven en las grandes calles de la ciudad mendigando cualquier necesidad, se debe precisar que aquellas personas que mendigan son explotadas por un señor “X” de Medellín, especialmente las mujeres y los niños, esto ocurre por obligación del mismo señor de Medellín, en el que no es un problema personal sino social. El cabildo ante esta problemática de la explotación ha acudido a grandes ayudas como lo son las autoridades y otras fundaciones pero aún no se ha obtenido algún resultado a favor de ellos para mejorar la cultura indígena.
A pesar de una vida difícil y dura, es delicado poder contar historias referente a una comunidad que fue tan restringida por violencia, cabe mencionar, que a lo largo de esta investigación se recurrió a varios nativos para contar un poco sobre su vida y como o para que migraron la ciudad de Medellín, se hizo dificultoso por la misma timidez de ellos o como si fuera poco por el miedo o temor de contar su pasado, la masa indígena es muy reservada y muy cortantes a la hora de expresarse con las demás personas, en este caso los antioqueños u otros que no sean de la comunidad.
Pero de esta manera acudimos a un caso también importante del joven Sandino bailarín perteneciente a la comunidad indígena Jarapeto, en el que nos cuenta porque tuvo que migrar a Medellín.
Sandino Bailarín un joven de 25 años que fue desplazado por la violencia en el año 2000 por los paramilitares y la guerrilla que buscaban apropiarse del territorio de esta comunidad llamada Jarapeto de allí tuvieron que desplazarse al municipio vigía del fuerte , ya en el 2001 en el municipio vigía del fuerte llegaron los paramilitares y masacraron este municipio (vigía del fuerte), estos paramilitares incitaban a los indígenas a que se unieran a ellos ofreciéndoles mejores viviendas e ingresos económicos en Medellín para que así supuestamente tuvieran una mejor calidad de vida, pero las leyes que rigen esta comunidad indígena no permitían que pertenecieran a grupos paramilitares o del ejército colombiano. Estas personas no solo recibían el abuso de la guerrilla o paramilitares, sino también de extranjeros que buscaban explotar dichas tierras, sus ojos solo reflejaban la tristeza que invadía su corazón al sentir que muchos de sus familiares, amigos y conocidos habían sufrido una de las peores masacres realizadas en el Chocó.
Sandino, con la cabeza gacha sin mirarnos a los ojos nos contó como uno de los dirigentes de estos grupos llegó a sus tierras dando la orden, de matar a todas las personas que se encontraran a su paso, cortándoles con una sierra sus partes íntimas, las extremidades, torturándolos y echándolos ríos abajo. La familia Bailarín en medio de tanto horror trató de viajar a la ciudad de Medellín, pero la situación económica, no se los permitió, ya que el pasaje por cada persona costaba doscientos mil pesos, Sandino Bailarín después de la masacre duró ocho años viviendo con su familia en el municipio de Vigía del Fuerte, cuando su padre encontró el dinero logró mandarlo a la capital antioqueña para que así pudiera tener un mejor futuro.
Al llegar a la ciudad de Medellín Sandino se dio cuenta que la vida a la cual se aproximaba, no era fácil ya que al ver las costumbres y comportamientos de estas personas citadinas lo asustaban, pero esto no fue motivo de derrota, debido a que por algunas informaciones que le habían dado en el municipio en el que vivía, se dirigió a la Organización Indígena Antioqueña, para que lo ayudaran consiguiéndole un hogar para vivir, estudio y un buen trabajo. Pero las cosas no eran como le habían dicho. Otra desilusión más para este indígena, que solo buscaba un buen futuro en una ciudad que no conocía.
Cuando llego a la organización indígena, Sandino Bailarín dio a conocer la situación en que se encontraba, así que pidió que lo ayudaran, que él no tenía donde quedarse, él no niega que lo ayudaron, ya que lo albergaron en el cabildo chibcariwak, pero de allí tenía que empezar a caminar solito, debido a que tuvo que ponerse en la tarea de encontrar una universidad en la cual estudiar, se presentó a la universidad de Antioquia, no paso al igual que en la nacional, al verse en este dilema Sandino comenta “que sentado en un colchón lloré, y mirando a mi alrededor pensé que todo el sufrimiento que ha vivido mi familia no va a ser en vano, por eso me pare, camine hacia el baño, me lave la cara y me dirigí a llamar a mi padre”.
Bailarín da a conocer que la conversación que tuvo con su padre, encontró compresión y apoyo, así que averiguo la carrera de ingeniería ambiental en el Colegio Mayor de Antioquia, el cual comenzó el mismo año (2009) cada semestre le cuesta ochocientos mil pesos, que logra adquirir haciendo manualidades como accesorios, y vendiéndolos a ciertas tiendas de la ciudad.
Un año después de estar viviendo en la ciudad de Medellín, Sandino conoció Níquel una desplazada más, que también busco albergue en el cabildo indígena chibcariwak; meses después de haber conocido a esta joven quedo embarazada y a Sandino le toco dejar la universidad, ya no contaba con el suficiente dinero para para mantenerse él y mantener a dos personas más así que le toco seguir con las manualidades, y buscar trabajo por otro lado, por eso se puso en la tarea de repartir hojas de vida a diferentes partes de la cuidad y como Sandino Bailarín habla dos lenguas la embera katio, consiguió trabajo como traductor, en estos momentos sigue trabajando como traductor en una comunidad indígena y espera con gran anhelo la llegada de su primogénito y afirmo con una sonrisa en sus labios y con lágrimas en sus ojos “ no quiero que mi hijo viva la vida que yo viví, voy a seguir luchando por la nueva familia que tengo y por la que dejé en el municipio de vigía del fuerte”
La vida de Sandino Bailarín es muy parecida a la de muchos indígenas desplazados en la Colombia, pero que por temor y desconfianza no muestran su dura realidad; es verdad que existen comunidades que buscan a ayudar a todas estas personas, pero también es verdad que a todos no se les ayuda, esta es una historia de superación y que sin importar las adversidades presentadas en la vida se puede seguir a delante y los sueños se pueden hacer realidad.
Cansados de esperar, los indígenas decidieron conformar un frente común y movilizarse para exigir al gobierno una urgente solución a la dramática situación que confrontan, con un pliego de peticiones que se refiere a: la violación de los derechos humanos, el marginamiento por parte del estado, el desarrollo constitucional y legislativo de los temas relacionados con los derechos indígenas, los derechos colectivos sobre la biodiversidad, los mega proyectos de minería, carreteras, marginamiento e inadecuada prestación de servicios de salud y educación, entre otros aspectos.
Juan Meléndez, integrante del grupo Kuna Tule del Urabá antioqueño, asegura que los indígenas de Antioquia han sido desplazados, hostigados, confinados, reclutados, asesinados, y en el caso de las mujeres, abusadas sexualmente, por grupos armados ilegales.
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